47_Juego de tronos_Eddard XIII
Los vendajes empapados en vino que le había puesto el Gran Maestre Pycelle estaban ya negros de sangre, y la herida despedía un olor nauseabundo. A Ned se le revolvió el estómago. Dejó caer la manta.
—Apesta —dijo Robert—. Es el hedor de la muerte, no creas que no lo huelo. El muy cabrón me cogió bien cogido, ¿eh? Pero... le pagué con la misma moneda, Ned. —La sonrisa del rey era tan espantosa como su herida, tenía los dientes rojos—. Le metí un cuchillo por el ojo. Que te lo digan éstos, venga, que te lo digan.
—Así fue —murmuró Lord Renly—. Trajimos el cuerpo, como ordenó mi hermano.
—Para el festín —susurró Robert—. Ahora, salid todos. Tengo que hablar con Ned.
Juego de tronos
Eddard XIII
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