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16_Juego de tronos_Eddard III

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      —Esa criatura es tan salvaje como el animal piojoso que la obedece —dijo Cersei Lannister—. Quiero que reciba su castigo, Robert.   —Por los siete infiernos —maldijo Robert—. Mírala bien, Cersei. No es más que una niña. ¿Qué quieres que haga, que la mande azotar por las calles? Maldita sea, los niños se han peleado siempre. Ya ha pasado todo. Nadie ha sufrido daños permanentes.   —Joff tendrá que llevar esas cicatrices el resto de su vida. —La reina estaba furiosa.   —Cierto —dijo Robert Baratheon mirando a su hijo mayor— . Y quizá le enseñen una buena lección. Ned, encárgate de que tu hija reciba un buen castigo. Yo haré lo propio con el mío.   —Desde luego, Alteza —asintió Ned, aliviado.   Robert hizo ademán de marcharse, pero la reina no había terminado. —¿Y qué hay de la loba huargo? —le gritó—. ¿Qué pasa con la fiera que ha herido a nuestro hijo?   —Me había olvidado de la condenada loba —dijo el rey con el ceño fruncido después de detenerse y darse media vu

15_Juego de tronos_Sansa I

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     ¿Y tú quién eres, chico? —preguntó en un tono imperioso que no delataba que el otro le llevaba un año.   —Mycah —murmuró el muchacho. Reconoció al príncipe y bajó la vista—. Mi señor.   —Es el hijo del carnicero —dijo Sansa.     —Es mi amigo —intervino Arya con tono brusco— . Déjalo en paz.   —El hijo de un carnicero y quiere ser caballero, ¿eh? —Joffrey desmontó, espada en mano—. Recoge tu espada, carnicero —dijo; le brillaban los ojos de diversión—. A ver qué tal lo haces. —Mycah se quedó paralizado de miedo. Joffrey avanzó hacia él—. Venga, que la cojas te he dicho. ¿O es que sólo peleas con niñas?   —Me lo pidió ella, mi señor —dijo Mycah—. ¡Me lo pidió ella! A Sansa le bastó mirar el rostro congestionado de Arya para saber que el chico decía la verdad, pero Joffrey no estaba en disposición de escuchar nada. El vino lo hacía aún más audaz —¿Coges tu espada o no?   —No es más que un palo, mi señor —dijo Mycah con un gesto de negación—. No es una espada. Sólo

14_Juego de tronos_Catelyn III

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  Al darse la vuelta vio al hombre.   —No teníais que estar aquí — murmuró con voz ronca—. Aquí no tenía que haber nadie.   Era un hombrecillo menudo, sucio, con ropas marrones mugrientas y hedor a caballerizas. Catelyn conocía a todos los hombres que trabajaban en los establos y no era uno de ellos. Estaba flaco, tenía el pelo rubio y lacio, y los ojos claros muy hundidos en el rostro huesudo. Y llevaba una daga en la mano.   —No —dijo Catelyn mirando el cuchillo y a Bran. La palabra se le quedó trabada en la garganta, fue apenas un susurro. El hombre alcanzó a oírla. — Es un acto de misericordia —dijo—. Ya está muerto. —No —repitió Catelyn más alto, había recuperado la voz—. No, no.   Corrió hacia la ventana para pedir ayuda a gritos, pero aquel hombre era más veloz de lo que había supuesto. Le tapó la boca con una mano, le echó la cabeza hacia atrás y le puso la daga en la garganta. El hedor que despedía era insoportable.     Juego de tronos Catelyn. III    

13_Juego de tronos_Tyrion II

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  Los demás cráneos iban aumentando de tamaño hasta llegar a los tres grandes monstruos de las canciones y las leyendas, los dragones que Aegon Targaryen y sus hermanas habían liberado en los Siete Reinos de antaño. Los bardos les habían dado nombres de dioses: Balerion, Meraxes y Vhaghar. En aquel sótano, Tyrion se situó entre sus fauces abiertas, mudo de admiración. Un guerrero podría haber entrado a caballo por el gaznate de Vhaghar, aunque no le habría sido tan fácil salir. Meraxes era aún más grande. Y el mayor de todos, Balerion, el Terror Negro, podría haber engullido un uro entero, o incluso uno de los mamuts lanudos que, según se decía, vagaban por las frías llanuras más allá del Puerto de Ibben.   Tyrion pasó un largo rato en el sótano húmedo mientras se le consumía la antorcha, contemplando el enorme cráneo de ojos vacíos de Balerion, tratando de aprehender el tamaño del animal cuando vivía, de imaginar cómo habría sido cuando desplegaba las grandes alas negras y

12_Juego de tronos_Eddard II

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   Me detuve ante el trono y alcé la vista para mirar a Jaime. Tenía la espada dorada cruzada sobre las piernas, con el filo manchado por la sangre de un rey. Mis hombres fueron entrando detrás de mí. Los hombres de los Lannister retrocedieron. No llegué a decir ni una palabra. Lo miré fijamente en su trono, y aguardé. Por último, Jaime se echó a reír, se levantó y se quitó el yelmo. »— No temas, Stark, únicamente se lo estaba calentando a nuestro amigo Robert —me dijo—. Lamento comunicarte que, como asiento, no es muy cómodo.   El rey soltó una carcajada que sonó como un rugido. El ruido sobresaltó a una bandada de cuervos, que salieron volando de entre la hierba y batieron las alas en el aire, enloquecidos.   —¿Crees que debo desconfiar de Lannister porque se sentó un rato en mi trono? —Las carcajadas sacudían su cuerpo —. Jaime tenía diecisiete años, Ned, era poco más que un niño.   —Niño u hombre, no tenía derecho a ese trono.   —Puede que estuviera cansado —sugirió Robe

11_Juego de tronos_Daenerys II

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  Entonces, dos hombres fueron a por la misma mujer. Oyó un grito; en un instante los arakhs estuvieron desenvainados y las hojas largas, mitad espada y mitad cimitarra, brillaron bajo el sol.   Los guerreros empezaron a moverse en círculo, lanzando estocadas y saltando el uno contra el otro en una danza de muerte; hacían girar las hojas sobre sus cabezas y se gritaban insultos, sin que nadie hiciera ademán de intervenir.   Todo terminó tan deprisa como había empezado. Los arakhs hendieron el aire a la vez, a tal velocidad que Dany no pudo seguirlos con la vista; uno de los hombres dio un paso en falso, el otro blandió el arma en un arco paralelo al suelo. El acero penetró en la carne justo por encima de la cintura del dothraki y seccionó el torso del vientre a la columna vertebral. Mientras el perdedor agonizaba, el vencedor agarró a la mujer que tenía más cerca, que ni siquiera era la que había provocado la disputa, y la tomó allí mismo. Los esclavos se llevaron el cadáv

10_Juego de tronos_Jon II

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      —¿Qué haces aquí? —preguntó con una voz extraña, átona, carente de emociones.   —He venido a ver a Bran —dijo Jon—. Para despedirme.   El rostro de la mujer no cambió de expresión. Tenía la larga cabellera castaña sucia y enredada. Parecía haber envejecido veinte años.   —Ya te has despedido. Vete.   Una parte de él quiso darse media vuelta y echar a correr, pero sabía que, si lo hacía, quizá nunca más vería a Bran. Dio un paso nervioso hacia el interior de la habitación.   —Por favor —dijo.   —Te he dicho que te vayas. —Una sombra de frialdad había cubierto los ojos de la mujer—. No queremos que estés aquí.   En el pasado aquello habría hecho que saliera corriendo. En el pasado aquello lo habría hecho llorar. Ahora sólo lo enfurecía. Pronto sería un Hermano Juramentado de la Guardia de la Noche y se enfrentaría a peligros mucho peores que Catelyn Tully Stark.   —Es mi hermano —dijo.   —¿Quieres que llame a los guardias?   Juego de tronos Jon. II  

09_Juego de tronos_Tyrion I

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      -Joffrey, ya deberías haber visitado a Lord Eddard y a su esposa para presentarles tus respetos en las dolorosas circunstancias que atraviesan.   —¿De qué les van a servir mis respetos? —Joffrey era petulante como sólo puede serlo un príncipe niño.   —De nada —replicó Tyrion—. Pero es lo que debes hacer. Tu ausencia ha sido muy comentada.   —El hijo de los Stark no me importa lo más mínimo —dijo Joffrey—. Y no soporto los lloriqueos de las mujeres.   Tyrion Lannister alzó el brazo y abofeteó a su sobrino con fuerza. La mejilla del chico se puso roja.   —Una palabra más y te doy otra vez.   —¡Se lo voy a contar a mi madre! —exclamó Joffrey.   Tyrion lo abofeteó de nuevo. Las dos mejillas se pusieron del mismo color.   —Cuéntaselo a tu madre —dijo Tyrion—. Pero antes ve a ver a Lord y Lady Stark, arrodíllate ante ellos, diles lo triste que es todo esto, que estás a su servicio para cualquier cosa que puedas hacer por ellos o por su familia en este momento de dolor, y que lo

08_Juego de tronos_Bran II

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    Le gustaba el sabor que tenía el aire en la cima, dulce y fresco como un melocotón de invierno. Le gustaban también los pájaros: los cuervos de la torre rota, los diminutos gorriones que anidaban en las grietas entre las piedras, el viejo búho que dormitaba en el desván polvoriento sobre la armería... Bran los conocía a todos. Y, más que nada en el mundo, le gustaba estar en lugares a los que nadie más podía ir, y ver la mole gris y dispersa de Invernalia de una manera que ningún otro veía. Así, todo el castillo era el escondite secreto de Bran.   Su territorio favorito era la torre rota.   Juego de tronos Bran. II  

07_Juego de tronos_Arya I

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  ¿Por qué no estás cosiendo, Arya? —preguntó la septa. Se puso de pie. Sus faldas almidonadas parecieron susurrar cuando cruzó la sala en dirección a ella—. A ver esas puntadas.   Arya quería gritar. Era muy propio de Sansa atraer la atención de la septa. No tuvo más remedio que tenderle la tela. La septa la examinó.   —Arya, Arya, Arya —dijo—. Esto está mal. Muy mal.   Todos la miraban. Aquello era excesivo. Sansa era demasiado educada para sonreír ante el apuro de su hermana, pero Jeyne lo compensaba de sobra. Arya sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas. Se levantó bruscamente y corrió hacia la puerta.   —¡Arya! —gritó la septa Mordane—. ¡Vuelve aquí! ¡No te atrevas a salir! Tu señora madre se va a enterar de esto. ¡Y delante de nuestra princesa! ¡Eres una vergüenza para todos!   Juego de tronos Arya. I    

06_Juego de tronos_Catelyn II

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  Aquello le dolió. Ned no hablaba de la madre del niño, no decía ni una palabra de ella, pero en el castillo no había secretos y Catelyn oía a las doncellas contar las historias que a ellas les habían relatado los soldados de su esposo. Hablaban en susurros de Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer, el más mortífero de los siete caballeros de la Guardia Real de Aerys, y de cómo el joven señor de Invernalia lo había matado en combate singular. Y contaban cómo luego Ned llevó la espada de Ser Arthur a la hermosa y joven hermana de éste, que lo aguardaba en un castillo llamado Campoestrella, a orillas del mar del Verano.   Juego de tronos Catelyn. II  

05_Juego de tronos_Jon I

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    —Daeren Targaryen sólo tenía catorce años cuando conquistó Dorne —dijo Jon. El Joven Dragón era uno de sus héroes.   —Una conquista que duró un verano —señaló su tío—. Ese niño rey que tanto admiras perdió diez mil hombres en la conquista de Dorne, y cincuenta mil más intentando defenderlo. Nadie le había explicado que la guerra no es un juego —Bebió otro sorbo de vino—. Además —siguió—, Daeren Targaryen sólo tenía dieciocho años cuando murió. ¿O esa parte se te había olvidado?   —Nunca olvido nada —se jactó Jon. El vino lo estaba volviendo osado. Trató de erguirse en el banco para parecer más alto—. Quiero servir en la Guardia de la Noche, tío.   Había pensado en aquello mucho tiempo, cuando por las noches yacía en la cama y sus hermanos dormían a su alrededor. Algún día Robb heredaría Invernalia, como Guardián del Norte tendría el mando de grandes ejércitos. Bran y Rickon serían los banderizos de Robb y gobernarían territorios en su nombre. Sus hermanas Arya y Sansa se

04_Juego de tronos_Eddard I

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—Juré matar a Rhaegar por esto —dijo el rey después de tocar la mejilla de la estatua y acariciar la piedra áspera como si ésta tuviera vida.   —Y lo hicisteis —señaló Ned.   —Sólo una vez —dijo Robert con amargura.   Se habían enfrentado en el vado del Tridente, en el centro mismo de la batalla, Robert con su maza y su enorme yelmo astado, el príncipe Targaryen con su armadura negra. Llevaba en la coraza del pecho el dragón de tres cabezas de su Casa, todo recubierto de rubíes que refulgían a la luz del sol. Las aguas del Tridente enrojecieron en torno a los cascos de sus corceles mientras ellos cruzaban las armas una y otra vez, hasta que por último un golpe de la maza de Robert destrozó el dragón y el pecho que había debajo. Cuando Ned llegó al lugar, Rhaegar yacía ya muerto en el río, y hombres de ambos ejércitos se zambullían en las aguas turbias para buscar los rubíes que se habían desprendido de la armadura.   —Lo mato cada noche en mis sueños —admitió Robert—. Pero un

03_Juego de tronos_Daenerys I

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La trenza de Drogo era negra como la noche, estaba impregnada de aceites aromáticos y adornada con multitud de campanillas que tintineaban suavemente cada vez que se movía. Le colgaba por debajo de la cintura, más abajo incluso de las nalgas, y la punta le rozaba la parte trasera de los muslos.   —¿Ves lo larga que la lleva? —continuó Viserys—. Cuando un dothraki cae derrotado en combate, le cortan la trenza para que todo el mundo sepa que ha sido avergonzado. Khal Drogo nunca ha perdido una batalla. Es la reencarnación de Aegon Lordragón, y tú vas a ser su reina.   Dany contempló a Khal Drogo. Tenía el rostro severo y cruel, con ojos tan fríos y oscuros como el ónice. Su hermano la golpeaba a veces, cuando ella despertaba al dragón, pero no le daba miedo de la misma manera que aquel hombre.   —No quiero ser su reina —se oyó decir con voz frágil, queda—. Por favor, Viserys, por favor, no quiero. Quiero irme a casa.   —¿A casa? —No levantó la voz, pero la ira reverberaba en ell

02_Juego de tronos_Catelyn I

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    -No habrás venido hasta aquí a contarme historias de miedo, ¿verdad? Ya sé que este lugar no te gusta. ¿De qué se trata, mi señora?   —Hoy hemos recibido noticias amargas, mi señor. —Catelyn tomó la mano de su esposo—. No he querido molestarte hasta que no te hubieras aseado. —No había manera de suavizar el golpe, así que se lo dijo directamente—. Lo siento mucho, mi amor. Jon Arryn ha muerto.   Juego de tronos Catelyn. I  

01_Juego de tronos_Bran I

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  —¿Te encuentras bien, Bran? —preguntó con tono que no carecía de dulzura.   —Sí, padre —le dijo Bran. Alzó la vista. Su señor padre, vestido en cuero y envuelto en pieles, a lomos de su gran caballo de guerra, se alzaba a su lado como un gigante—. Robb dice que ese hombre murió como un valiente, pero Jon opina que tenía miedo. —Y a ti, ¿qué te parece?   —¿Un hombre puede ser valiente cuando tiene miedo? —preguntó Bran después de meditar un instante.   —Es el único momento en que puede ser valiente —dijo su padre.     Juego de tronos Bran. I