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Mostrando entradas de mayo, 2023

37_Juego de tronos_Bran V

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    —Jon decía siempre que eres un cretino, Greyjoy —le espetó Robb—. Debería encadenarte en el patio para que Bran practicara su puntería contigo.   —Tendrías que darme las gracias por salvarle la vida a tu hermano.   —¿Y si llegas a fallar ? —replicó Robb—. ¿Y si sólo lo hubieras herido? ¿Y si en el último estertor le cortaba la garganta, y si le dabas a Bran? ¿Y si ese hombre hubiera llevado coraza? No lo sabías, sólo le veías la capa, y por la espalda. ¿Qué le habría pasado a mi hermano? ¿Te paraste a pensarlo, Greyjoy?     Juego de tronos Bran V  

36_Juego de tronos_Daenerys IV

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    —Vuestro hermano debió esperar en Pentos —dijo el caballero mientras lanzaba una mirada dubitativa en dirección a Viserys—. Un khalasar no es lugar para él. Illyrio ya se lo advirtió.   —Se irá en cuanto tenga a sus diez mil. Mi señor esposo le prometió una corona de oro.   —Sí, khaleesi , pero... —Ser Jorah se detuvo, titubeante—. Los dothrakis ven las cosas de manera diferente a nosotros, los occidentales. Yo se lo he dicho, Illyrio también se lo dijo, pero vuestro hermano no quiere escuchar. Los señores de los caballos no son comerciantes. Viserys cree que os ha vendido, y ahora quiere cobrar. Pero Khal Drogo cree que fuisteis un regalo. Por supuesto, hará otro regalo a Viserys para corresponder... pero cuando lo considere oportuno. No se exigen regalos a un khal . A un khal no se le exige nada.   Juego de tronos Daenerys. IV  

35_Juego de tronos_Eddard IX

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  Jaime Lannister puso contra el pecho de Ned la espada dorada que había derramado la sangre del último de los Reyes Dragón.   —¿De veras? ¿La noble Catelyn Tully de Aguasdulces asesinaría a un rehén? No... no lo creo. —Suspiró— . Pero no pienso arriesgar la vida de mi hermano confiando en el honor de una mujer. —Jaime envainó la espada—. Así que dejaré que vayáis corriendo a contarle a Robert el susto que os he dado. ¿Creéis que le importará mucho?   —Se echó hacia atrás con los dedos el pelo mojado y dio media vuelta a su caballo. Cuando estuvo detrás de la línea de hombres, volvió la vista hacia el capitán— . Encárgate de que Lord Stark regrese sano y salvo, Tregar.   —A vuestras órdenes, mi señor.   —Pero... tampoco queremos que escape sin castigo, así que... —A pesar de la lluvia y la noche, Ned divisó la sonrisa blanca de Jaime— . Mata a sus hombres. Juego de tronos Eddard.IX

34_Juego de tronos_Catelyn VI

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      El viento seguía aullando, le agitaba la capa, intentaba tirarla por el borde. Catelyn trató de dar un paso atrás, pero allí estaba la mula. No podía retirarse. «Voy a morir aquí», pensó. El sudor frío le corría por la espalda. —Lady Stark —la llamó Mya desde el otro lado. La niña parecía encontrarse a mil leguas de distancia —. ¿Os encontráis bien?   —No... no puedo seguir, pequeña —dijo Catelyn Tully Stark tragándose lo que le quedaba de orgullo.   —Claro que podéis —dijo la niña bastarda—. ¡Mirad, si el camino es muy ancho!   —No quiero mirar. —Sentía como si el mundo girase a su alrededor como la  peonza de un chiquillo... la montaña, el cielo, las mulas, todo. Catelyn cerró los ojos y trató de recuperar el aliento.   —Volveré a por vos —dijo Mya— . No os mováis, mi señora.     Catelyn no tenía la menor intención de moverse. Escuchó el aullido del viento y el roce del cuero contra la piedra. Juego de tronos Catelyn. VI

33_Juego de tronos_Eddard VIII

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  —No tomaré parte en un asesinato, Robert. Haz lo que quieras, pero no me pidas que le ponga mi sello.   Por un momento Robert no pareció comprender lo que Ned decía. El desafío no era un plato al que estuviera acostumbrado. Poco a poco, a medida que se daba cuenta, se le demudó el rostro. Entrecerró los ojos, y el rubor le subió por el cuello, por encima del terciopelo de los ropajes. Señaló a Ned con un dedo.   —Eres la Mano del Rey, Lord Stark. Harás lo que te ordene, o buscaré otra Mano que cumpla mis órdenes.   —Y yo le desearé la mejor de las suertes. —Ned se quitó el pesado broche con que se cerraba la capa: era una ornamentada mano de plata, símbolo de su cargo. La dejó en la mesa, ante el rey, sin poder evitar la tristeza por el recuerdo del hombre que se la había puesto, del amigo al que había querido—. Te creía mejor hombre, Robert. Pensé que habíamos puesto en el trono a un hombre más noble.   —Fuera —graznó Robert, atragantándose de ira; tenía el rostro