31_Choque de reyes_Catelyn III
Renly se echó a reír.
—Tienes una espada muy bonita, Stannis, en serio, pero creo que brilla tanto que te ha estropeado la vista. Mira al otro lado de estos campos, hermano. ¿Ves todos esos estandartes?
—¿Acaso crees que unos trozos de trapo te harán rey?
—Las espadas Tyrell me harán rey. Rowan, Tarly y Caron me harán rey con el hacha, la lanza y la maza. Las flechas Tarth y las picas Penrose, Fossoway, Cuy, Mullendore, Estermont, Selmy, Hightower, Oakheart, Crane, Caswell, Blackbar, Morrigen, Beesbury, Shermer, Dunn, Footly... Hasta la Casa Florent, los hermanos y los tíos de tu esposa. Ellos me harán rey. Toda la caballería del sur cabalga conmigo, y son la menor parte de mi fuerza. Mi infantería se acerca; son cien mil espadas, lanzas y picas. ¿Y tú me vas a destruir? ¿Con qué? ¿Con esa chusma despreciable que veo junto a las murallas del castillo? Calculo unos cinco mil, siendo generoso. Señores del bacalao, caballeros de la cebolla y mercenarios. Seguro que la mitad vienen a unirse a mí antes de que empiece la batalla. Me dicen mis exploradores que tienes menos de cuatrocientos hombres a caballo; son jinetes libres con corazas que no resistirán ni un momento contra mis lanceros con armaduras. Por muy buen guerrero que te creas, Stannis, sabes que tu ejército no sobrevivirá ni a la primera carga de mi vanguardia.
—Ya lo veremos, hermano. —El mundo pareció oscurecerse un poco cuando Stannis volvió a envainar la espada—. Cuando llegue el amanecer, lo veremos.
—Espero que tu nuevo dios sea misericordioso, hermano.
Stannis dejó escapar un bufido, dio media vuelta y se alejó, desdeñoso. La sacerdotisa roja tardó un instante en seguirlo.
—Meditad sobre vuestros pecados, Lord Renly —dijo al tiempo que hacía girar a su caballo.
Choque de reyes
Comentarios
Publicar un comentario