30_Choque de reyes_ Arya VII.
—Chiswyck —susurró al oído de Jaqen. El lorathi no dio muestras de haberla oído. Cuando tuvo el jarro vacío, Arya bajó corriendo a la bodega para volver a llenarlo de la cuba y volvió a servir. Nadie murió de sed en el intervalo, ni advirtió su breve ausencia. Al día siguiente no sucedió nada, y tampoco al otro, pero al tercero, Arya fue a las cocinas con Weese para recoger su cena. —Anoche se cayó del adarve uno de los hombres de la Montaña, y el muy imbécil se rompió el cuello —oyó que decía Weese a una de las cocineras. —Estaría borracho —replicó la mujer. —No más que de costumbre. Hay quien dice que el fantasma de Harren lo tiró . —Dejó escapar un bufido para demostrar lo que opinaba él de aquellas ideas. «No fue Harren —habría querido decir Arya—. Fui yo . —Había matado a Chiswyck con un susurro, y antes de que todo terminara mataría a dos más—. Yo soy el fantasma que hay en Harrenhal» , pensó.